Artículo del Diario “LA RAZÓN”, Rocío Ruíz (07/10/25)
Los profesores pierden a diario hora y cuarto de su jornada intentando poner orden en la clase
Un informe de la OCDE constata que «gestionar el comportamiento es una
tarea compleja en aulas cada vez más diversas». Los docentes, estresados por la
burocracia.
La enseñanza es una profesión altamente feminizada, con un alto grado de
satisfacción y compromiso. Los profesores valoran la buena relación que tienen
con sus alumnos y más de la mitad de la profesión siente que su papel es
reconocido por las familias (57%). Sin embargo, se trata de un trabajo que no
parece tan sencillo de desempeñar como podría imaginarse en los tiempos que
corren. Los docentes también padecen altos niveles de estrés, se sienten
atrapados por una elevada carga burocrática que no consideran útil, les cuesta
cada vez más imponer orden en el aula y se quejan de que carecen de tiempo para
formarse.
Así queda reflejado en el Informe Talis 2024, de la OCDE y el Ministerio de
Educación, en el que han participado 55 países y que confirma que, en
demasiadas ocasiones, uno de los primeros retos que tiene que afrontar el
docente es lograr imponer silencio solamente para poder empezar a dar clase.
Según el estudio, los profesores españoles dedican el 18% del tiempo
lectivo en Secundaria y un 20% en Primaria a mantener el orden. Dicho de
otro modo, uno de cada cinco minutos de clase se esfuma entre llamadas al
silencio, interrupciones y distracciones.
España supera así en varios puntos el promedio de la OCDE y de la Unión
Europea, ambos en torno al 15%. Los datos suponen un ligero empeoramiento
respecto al estudio de 2018, cuando los docentes de Primaria perdían un 18% de
su tiempo en poner orden (11 minutos por clase) y los de Secundaria un 16% (10
minutos). Entonces se hablaba de una hora diaria de docencia desperdiciada, que
ahora se ha convertido en hora y cuarto. El informe advierte de que la pérdida
de tiempo de instrucción «no solo resta calidad al aprendizaje, sino que
aumenta la carga de estrés y frustración entre el profesorado. Mantener la
calma y la autoridad frente a aulas cada vez más diversas, tecnológicas y
ruidosas se ha convertido en una tarea tan cotidiana como extenuante».
Andreas Schleicher, director de Educación y Competencias de la OCDE, cree
que este sería un punto de mejora para España, un problema que se acrecienta
entre los nuevos docentes, que, además, suelen acabar en las clases con más
complicaciones, donde tienen que atender a grupos más diversos o a alumnos con
dificultades de aprendizaje, en los que no siempre se ponen en juego todos los
medios de los que se dispone. Abelardo de la Rosa, secretario de Estado de
Educación, considera que tener aulas más diversas, con mayor población
inmigrante, es un fenómeno social relativamente nuevo que podría explicar en
buena parte esta circunstancia.
El informe advierte de que los problemas de comportamiento no solo consumen
tiempo de instrucción, sino que también pueden derivar en situaciones más
graves que afectan al clima escolar y al bienestar del profesorado. Aunque el
informe no detecta tasas significativamente mayores de incidentes graves que
las de la OCDE, la disciplina sigue siendo una de las principales fuentes de
estrés docente. Pero hay aún más cuestiones que perturban al profesorado, como
los vaivenes legislativos que tienen que ver con los cambios de gobierno. «La
sucesión constante de cambios curriculares y normativos genera sensación de
incertidumbre y dificulta la consolidación de buenas prácticas». Muchos
docentes confiesan vivir en un estado de adaptación permanente, sin tiempo para
consolidar lo aprendido.
Si hay algo que provoca un gran malestar al profesorado es la elevada carga
administrativa que tienen en su gestión diaria. Talis revela que a esta función
dedican el 5% de su tiempo, un porcentaje similar al del resto de Europa, pero
los profesores lo viven como una fuente importante de estrés y frustración.
«Nos ralentizan nuestro trabajo en general para preparar clases y atender al
alumnado. No hay tiempo, y nos dan muy poco margen para resolverlo; además,
tenemos muy poca participación en las políticas educativas. Hay cambios
curriculares muy rápidos y poco tiempo para la adaptación sin la formación
necesaria», se queja una profesora de un instituto de FP.
En cuanto a las condiciones laborales del profesorado, el informe vuelve a poner el foco en el salario de los docentes, que supera la media europea, pero, a medida que crecen los años dedicados a la docencia, aparece la sensación de estancamiento salarial y de ausencia de incentivos. Además, ya no se trata tanto de lo que se cobra como del reconocimiento social que tiene la profesión. Algunos expertos, como Ismael Sanz (URJC y Funcas), observan un sistema educativo con un profesorado motivado y satisfecho, pero propone líneas de acción: «Reforzar el vínculo entre formación inicial y práctica profesional, mediante programas de mentoría; reducir la carga administrativa y consolidar un sistema de formación continua flexible».
La situación no es igual en todas las comunidades autónomas. Canarias y la
Comunidad Valenciana encabezan la lista de regiones con más tiempo perdido en
Secundaria (20% y 19%), mientras que Cantabria y Asturias se sitúan en el
extremo contrario, con cifras que rondan el 16-17%. En Primaria destacan
Baleares, la Comunidad Valenciana y Canarias, donde el tiempo dedicado a
mantener el orden roza el 21%. ¿Por qué ocurre esto? «En aulas cada vez más
diversas, gestionar el comportamiento es una tarea compleja que requiere tanto
habilidades técnicas como socioemocionales, desde mantener la atención durante
las clases hasta responder a conductas disruptivas y garantizar una
participación equitativa». Según el estudio, esta situación aumenta la carga de
estrés y frustración entre el profesorado.
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